SecuenciaSonar


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C O M U N I C A D O


A mi querido público de lectores y amigos todos, con este pequeño aviso, quisiera por favor que me disculpen pero por motivos estrictamente de tiempo y trabajo que lo necesitaría para terminar y concentrarme sólo en mi segunda novela, en mi blog Flujanz ya no publicaría más artículos ni trabajos literarios hasta durante un tiempo o mejor dicho nuevo aviso. Salvo las producciones musicales y vídeo-clips de SecuenciaSonar, que sí las seguiría divulgando y actualizando cada cierto tiempo en este mismo espacio, así como también en el siguiente link, www.reverbnation.com/secuenciasonar. Por otro lado, no se preocupen que, para todos mis amigos en Facebook y Twitter, seguiré también escribiéndoles como siempre.

En ese sentido, a todos mis fieles seguidores, amigos, lectores y conocidos todos, les pediría que durante este tiempo de ausencia tuvieran también algo de paciencia, que pronto, muy pronto estaría, como siempre, yo y mi excéntrico personaje Flujanz de nuevo con ustedes para seguir deleitando (a unos) o quizá aturdiendo (a otros) con más escritos y ocurrencias mías. Y, bueno, lo fundamental, de paso también ofrecerles, después de mi primera novela ¿Por qué a mí? que ya ha sido publicada también en dos ediciones (2003 y 2008, respectivamente), mi otro gran segundo intento de ficción literaria o, si quieren, llamémoslo una otra historia de esas entripadas mías.


FREDERIC LUJÁN ZEISLER


Alemania, miércoles, 20 de marzo de 2013

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Tuesday, June 01, 2010

El día que me quieras





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Por © Frederic Luján

Sucucho...


... aunque es conocido también que algunos la escriben como socucho, palabra derivada del termino vascuence zokotxo, diminutivo de zoko, que significa rincón, literalmente hablando lo más probable es que se trate de un hueco estrecho que sirve para introducir objetos de poco bulto. Aunque en los huecos estrechos no siempre se introducen objetos de poco bulto… es sorprendente los bultos que son capaces de entrar en ciertos sucuchos… Por favor, allá ustedes si son malpensados.






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Por © Frederic Luján

La chanfaina




La cosa es bien sencilla: imaginémonos por ejemplo que existe un producto en abundancia en todas partes, casi regalado (vale decir la oferta), y que a Fulano le gusta consumir siempre ese producto y que feliz y benevolente le pasa también la voz a su gran amigo Mengano, Mengano a Sultano y así sucesivamente (así es como nace también la demanda), hasta que el artículo se hace insuficiente, y Fulano, no sé, quizá por miedo o desesperación le dice a Mengano, oye, eres una mierda, déjame a mí también algo, y éste a su vez también le maldice a Sultano y así sucesivamente, hasta que descubren la especulación y es así pues como nace la chanfaina.
¿Chanfaina?... Sí, pero hasta cuándo. Porque, claro, como sabemos que nada es eterno, ni menos los recursos, seguro que terminaremos un día todos calatos comiendo más que ratas en el monte...

Observación: Espero que me disculpen, ya que seguramente podrían especular de que por qué no escribo algo más sobre este tema; lo sé, como, por ejemplo: el punto de equilibrio de la chanfaina, este, perdón, me refiero mejor económicamente hablando entre la oferta y la demanda. Pero, es que viendo nomás como la compradora compulsiva de mi mujer se aventó como una loca ayer sobre una vitrina en el centro comercial, puteando a todo el mundo, solamente para aprovechar la oferta de unos zapatos de marca que en verdad no necesita (síndrome de consumo muy habitual entre las mujeres), aquí ya no hay equilibrio ni que equilibro, ni teorías, ni nada, ya que todo se me ha ido de pronto para el carajo. Palabra que sí.

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Por © Frederic Luján