SecuenciaSonar


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C O M U N I C A D O


A mi querido público de lectores y amigos todos, con este pequeño aviso, quisiera por favor que me disculpen pero por motivos estrictamente de tiempo y trabajo que lo necesitaría para terminar y concentrarme sólo en mi segunda novela, en mi blog Flujanz ya no publicaría más artículos ni trabajos literarios hasta durante un tiempo o mejor dicho nuevo aviso. Salvo las producciones musicales y vídeo-clips de SecuenciaSonar, que sí las seguiría divulgando y actualizando cada cierto tiempo en este mismo espacio, así como también en el siguiente link, www.reverbnation.com/secuenciasonar. Por otro lado, no se preocupen que, para todos mis amigos en Facebook y Twitter, seguiré también escribiéndoles como siempre.

En ese sentido, a todos mis fieles seguidores, amigos, lectores y conocidos todos, les pediría que durante este tiempo de ausencia tuvieran también algo de paciencia, que pronto, muy pronto estaría, como siempre, yo y mi excéntrico personaje Flujanz de nuevo con ustedes para seguir deleitando (a unos) o quizá aturdiendo (a otros) con más escritos y ocurrencias mías. Y, bueno, lo fundamental, de paso también ofrecerles, después de mi primera novela ¿Por qué a mí? que ya ha sido publicada también en dos ediciones (2003 y 2008, respectivamente), mi otro gran segundo intento de ficción literaria o, si quieren, llamémoslo una otra historia de esas entripadas mías.


FREDERIC LUJÁN ZEISLER


Alemania, miércoles, 20 de marzo de 2013

www.fredericlujan.com

www.flujanz.blogspot.com

www.reverbnation.com/secuenciasonar




Friday, October 01, 2010

Entrevista con la Dra. Alalí Panda

Lo que pasa, mis apreciados amigos lectores, al ver nomas la cantidad de depresivos, coléricos, y hasta esos peligrosamente tímidos y celosos que andan siempre por ahí contaminando nuestras vidas, fue como también se me ocurrió mejor revivir de mi libro “La dulce espera” a ese canallesco personaje, la doctora Alalí Panda: una renombrada psiquiatra y experta en teorías de la conducta, especialista en maniático-depresivos, violadores, infanticidas, zoofílicos, sodómicos, catatónicos, onanistas, parricidas, esquizofrénicos, paranoicos, incendiarios, criminosos, místicos, apabullados y pichicateros.

Sí, efectivamente, y si a ustedes les inquieta por casualidad también este tema, pues adelante nomás que los invitaría entonces a que escuchen ahora con toda confianza esta original entrevista:





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Aquí también algo más sobre los consejos de la Dra. Alalí Panda, en textos escritos del mismo autor y extraídos también de su libro "La dulce espera":



¿Agresivo?

Tómese mejor tres horas de su tiempo para hacer algo creativo, como por ejemplo: Compre una bolsa con diez huevos de avestruz (Ya sé, y usted se preguntará: ¿pero de dónde pues?… No importa, pero consígalos.); luego vaya al cine de noche para ver el último estreno de la película hindú, Llore, llore y llore, y como a la mitad de la función, arroje –uno por uno y con fuerza, estirando bien los brazos y parándose encima de la butaca de mezanine, como para ganar algo más de im-pulso-, nueve de esas rocas embrionarias de kilo y medio, con dirección a la pantalla; el décimo y último huevo (tiene que ser el más grande) se lo reventará en el cráneo al primero que se atreva levantar-se de su sitio para gritar: ¿Quién fue?

¿Aburrido?

¡Carambas!... ¿No sabe qué hacer, se le bajó la adrenalina? Por qué no mejor sobregira su cuenta corriente y cómprese todos los cuentos de Blackaman, Batman, el hombre Araña, Popeye, el increíble Hulk, Asterix y haga un paralelismo, reflexionando sobre los deseos aguantados, disimulados, retraídos, misántropos, que lleva usted allí escondidos. Y verá que en verdad no todo es tan monótono como se lo había imaginado. Créame, confíe en mí. Todo está en la mente, mi estimado. Así que si mañana no sabe qué hacer, dígale a su hijo que le preste su pistola de agua, y vaya a la agencia del Banco de Crédito: entreténgase jugando a los ladrones (piense que lo hace para su propio bien), y dígale al administrador, encañonándolo con la pistola: “¡Alto allí, esto es un asalto!”

¿Enamorado?

Si es que hace dos semanas que no sabe nada del amor de su vida, y su corazón palpita de ansias por verla. ¡Por favor!... No vaya a cometer la burrada de llamarla por teléfono. ¡No!...¡Nada de eso! Sería un error garrafal. Tome las cosas con calma, no se desespere ni se atolondre. Convierta primero su sala en un lugar romántico: prenda tres velitas misioneras; luego con el memorable bolero “Un siglo de Ausencia”, de los Panchos como música de fondo, ponga los retratos de ella (tienen que ser grandes, sino, espérese mejor un par de días más y saque unas ampliaciones de 18 por 25 centímetros), bien juntos y en hilera frente a sus ojos (de aquí para delante ella será su musa de inspiración); luego siéntese cómodamente en su sillón preferido de cuero de becerro, para dedicarle la siguiente carta romántica (¡Ah!... y no olvide primero debe impregnar la hoja del papel con unas cuantas gotas del sudor que le cae de la frente, ya que usted está muy enfermo y vuela con 40 °C de fiebre) :

“Amor de mi vida, mi repollo colorado:

Últimamente no sé por qué, pero se me blanquean los ojos y estira la lengua con frecuencia. Según los médicos dicen que eso es solo el comienzo, ya que me detectaron una enfermedad incurable que me transforma la cara igual que la de un primate. Además de que me salió un grano horrible con pelos en la nariz, y en las noches, sobre todo cuando sale la luna llena, se me viene la tembladera con chocolateada (expresión alusiva a las deposiciones mezcladas con orín fruto de su enfermedad), por todos lados.
Este, bueno mi amor, eso es todo por ahora, sin antes decirte que te extraño horrores y que ya no veo la hora en que estemos nuevamente juntos.

Besitos, besitos y más besitos,
tu Mañuco.”

¿Dolor?

Aunque se sabe que la gota es una enfermedad crónica, no se preocupe que estoy seguro que ese dolor agudo, punzante que siente ahora (¡Aguante valiente y muérdase mejor la lengua!), quedará sintomáticamente reducido a cero, y todo gracias a la terapia de tres pasos, del conocido ortopedista y especialista en articulaciones metatarsofalángicas –mi primo hermano-, el Doctor Celedonio Achachau Brazoduro. Aquí su tratamiento:

Paso uno:
El Doctor observará detenidamente ese dedo gordo del pie que se le ha hinchado como un olluco –casi negro y con la uña reventada-, y antes de hacerle la pregunta de rigor que dónde le duele, cogerá de su escritorio una estatuilla de már-mol macizo (10cm de ancho por 17 de alto; peso aproximado 7Kg), obsequiada como muestra de cortesía por uno de esos propagandistas médicos sobones de un Laboratorio –líder en el tratamiento de infecciones reumáticas-, y la dejará caer jus-to en la zona afectada.

Paso dos:
Como después de toda acción hay una reacción, mi primo, experto en cuestiones de dolor, analizará su comportamiento, cogiéndose del mentón, y le dirá: “¡Hmm, qué interesante! Ay que controlar ese ácido úrico, seguro que usted sufre de uratos.” Pero al ver que usted ni caso le hace porque se retuerce, dobla, arquea, encorvándose y saltando como canguro por el consultorio; el Doctor, antes de emitir su diagnóstico final (un buen médico siempre tiene que asegurarse de lo que dice), decide perseguirlo con la estatuilla, para volver a repetir la misma operación dos veces más.

Paso tres:
Listo, la tercera es la vencida: el Doctor, algo preocupado (usted ha perdido el conocimiento, y con un pie que ahora más se parece a una coliflor reventada) pero, claro, sin perder su serenidad, le dirá a su enfermera: “Tome... aquí tiene las llaves de mi carro y llévelo mejor a la clínica, que este es un caso de emergencia.”


¿Triste?

¡Ay, qué pena!... Se murió Cuqui, su amiga inseparable. Esa compañera que le acompañó (valga la redundancia) durante días y hasta semanas; siempre tan hambrienta, devoradora, pero también escurridiza, tímida, resbalosa. No importa, sea fuerte, estoy seguro que la guardará en su corazón para siempre (de eso no cabe la menor duda) ¿Qué hacer, pues, cómo comportarse, ante tal infortunio emocional?... ¡Oh, Cuqui!... ¡Cuca!... ¡Cucaracha de mierda!


¿Desesperanzado?

No olvide que detrás de un gran desaliento se esconde una gran sabiduría. Así que si ahora no puede caminar porque se le paralizaron las piernas, se quedó tuerto, ciego, o le mocharon un pie. No importa, amigo, consuélese, porque Usted al menos es original, tratándose de la minoría. Hay peores cosas en la vida. Sí, y créame que digo la verdad, ya que se ven a cada rato; por ejemplo: Nacer equivocado, quiero decir, que en vez de pensar con el cerebro, use su ano más que para cagar; o caminar acéfalo (esto ya es un caso de epidemia crónica entre la población) por las calles de la vida y sentir como si nada hubiera pasado.

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Publica Flujanz

Por © Frederic Luján Z.